Este texto lo encontré por una de esas casualidades en una antología del verso lunfardo, cuya edición databa más o menos de 1961. Imbuido de un amargo pero profundísimo sentido nihilista, este poema-tango constituye una rareza dentro de la obra del escritor uruguayo Hugo Emilio Pedemonte (1922, Montevideo – 1994, Madrid), cuyo estilo siempre estuvo alejado de la línea que caracterizó a Carlos de la Púa o Discépolo, por citar dos casos emblemáticos. La melodía que le puse está basada en un rock bastante depurado y simple, al estilo del grupo brasilero Legião Urbana. De hecho, me inspiré en el bellísimo Há tempos, tema que abre el disco As Quatro Estações de la legendaria banda.
En la runfla será y en una calle
donde la sombra sea casi humana,
habrán pasado años. Bajo la lunfa
de una yacente historia desgraciada
ni polvo habrá, sino memoria sola
y un fueye con la música callada.
Un silencio de versos sucuchados
resumará la orilla. Cuantos vayan
a recordar la davi del poeta
verán en una réplica estrolada
mi rostro envejecido: sólo tiempo
de corazón en dolorida estatua.
“Este –habrán de decir- es el poeta
que confundió mistongo y esperanza
pero piyó su soledad de sombra
que no supo vivir y fue orillada.
Hoy siente la tristeza de ser tango
como si estar ya muerto no bastara”.